China empieza a mostrar síntomas de una incipiente transformación en su estructura económica y, ante la debilidad de las industria manufacturera que la ha convertido en la fábrica del mundo, encomienda su crecimiento a los servicios.
Los datos del Producto Interior Bruto (PIB) publicados esta semana mostraron que el sector terciario chino aceleró su ritmo de expansión hasta un 8,6 % interanual, mientras que el conjunto de la economía siguió ralentizándose para crecer un 6,9 %, su registro trimestral más bajo desde 2009.
Por Agência EFE